¡Feliz año nuevo! La primera semana del 2018 inevitablemente trae nuevas resoluciones y nuevas metas: voy a ir al gimnasio más, ya hoy si el último tamal, tengo que limpiar mi closet…bueno, no siempre son metas nuevas. Pero hoy quiero compartirles algunas de mis metas para el 2018. Sigue leyendo…
A pocos días de cerrar el 2017, disfruté de una tarde en piyamas, rodeada de mis perritos, un champán burbujeando en la brisa de diciembre, disfrutando del silencio, disfrutando del tiempo a solas, dibujando mis resoluciones.
(Inmediatamente llegué a mi primera resolución: aprender a dibujar. Tengo la suerte que mi suegra es acuarelista.)
No significa que voy a dedicarme al prosecco y abandonar a mis queridísimas novias. Quiero decir que debo organizar mis reuniones para crear un proceso eficiente, que cada momento con la novia cuente y así me convierta en una mejor planner.
Me encanta estar disponible para mis novias y mi equipo 24 horas al día, 7 días a la semana, pero es importante poder desconectarse, disfrutar de un picnic en el bello paisaje de nuestro país, enfocarse en el momento.
Si el momento lo requiere (pero solo si lo requiere), me resigno a usar tacones. Pero si se me diera la opción, usaría mis pantuflas todos los días.
OK, tal vez no pantuflas. Unos flats bonitos.
…no, la verdad, pantuflas. Siempre pantuflas.
Aunque paso en vueltas y mandados, mi trabajo es de oficina, osea que es de silla. En nuestro noviazgo, Mike me llevaba en aventuras: éramos muy activos. Y regresar a esa vida activa es una meta de salud para el 2018.
Antes, me perdía en los mundos literarios, envuelta en páginas, historias, personajes…amo los libros. Este año apenas leí dos o tres de negocios. Y, aunque no mire mucha tele, ¿quién se le puede negar al Gran Hotel? Resolución: optar por los libros.
Antes, nos escapábamos a la casita de Tela muy a menudo. Las olas y la arena delimitan el mundo exterior, la señal telefónica se pierde en la marea. Quiero regresar a la playa.
Las notificaciones, las redes sociales, el iPad, el celular, aquello, lo otro, el meme aquí, el meme allá…creo que a todos se nos hace más y más fácil distraernos. Soy bien organizada y me gusta tener mi tiempo de enfoque, pero este año me propongo hacerlo más.
Creo que al final, todas las resoluciones apuntan a lo mismo. Que los momentos que pase en familia, con clientes, con mi esposo, sean momentos de presencia, llenos, significativos, aunque sea una tarde pansa arriba en la grama con Lulú.
Y no significa que voy a pasarme el año pansa arriba. Quiero hacer más eventos, más bodas, ser más creativa, más productiva. Y la única manera de lograrlo es ser más eficiente. Aunque el balance parezca utópico, creo que es posible. Es posible dividir esas 24 horas entre reuniones profesionales, tardecitas en la playa y tal vez, la copa ocasional de prosecco.
¿Cómo pasarás tus 24 horas en el 2018?