[Traducido, texto original de “Every Last Detail”]
Dentro de cada categoría de profesionales ligados a los eventos, existen un sinnúmero de subcategorías que definen a cada persona—nos damos cuenta de que tenemos una fortaleza particular, mejor ajustada a un mercado nicho. Les comparto el ejemplo básico de la planeadora de evento y la diseñadora de evento. Suenan como oficios similares, pero se trata de dos profesionales muy diferentes: este post está dedicado a subrayar las similitudes sacar a relucir las diferencias, y por que debes contratar a una u otra (¡o tal vez ambas!). Comencemos.
A las planeadoras de eventos les encanta la logística. La mayoría de las planeadoras tiene una lista de proveedores que pueden recomendar en el momento, ya sea un proveedor de iluminación, el mejor DJ o la mejor banda en el país, el fotógrafo perfecto que captura tu día especial. Sin importar cuánto tiempo contrataste a tu planeadora, ella estará allí para ayudarte el día de tu boda. Tu planeadora creará una línea de tiempo, servirá de enlace con tus proveedores, y lo más importante de todo: se preocupará que tu evento sea perfecto, sin inconveniente alguno (o, por lo menos, que no te des cuenta del inconveniente).
Como el nombre sugiere, la diseñadora de evento (o estilista de evento) se enfoca en el diseño y la decoración. Es una profesión increíblemente creativa, y atrae a los artistas en potencia. También existen los floristas, diseñadores de escenarios o de interiores, cuyas destrezas se prestan perfectamente para esta carrera. Estos profesionales se arman de una panoplia de diferentes herramientas, y vale destacar dos que tienen en común: tienen la habilidad única de completamente transformar un espacio, y que normalmente no son planeadores.
Existirán aquellos unicornios que trabajan ambas profesiones: el planeador que también diseña, o el diseñador que se afana por la planeación. Te podes dar cuenta por sus sitios webs, donde a menudo aclaran que pueden hacer ambos oficios. Para el cliente es un positivo, ya que solo debes trabajar con una persona que tiene un ojo para el diseño y el estilo, pero también los proveedores necesarios. Es una persona que se sabe tu boda de pie a cabezas: desde la paleta de colores de las damitas y los ramos, hasta las dinámicas de ambas familias.
Una planeadora puede ser diseñadora, pero tiende a darle énfasis a su lado planeador, queriendo enfocarse en la experiencia completa de su clienta (es decir, que cada detalle sea perfecto). Este tipo de planeadora también tiene un equipo que ayuda a convertir tu sueño en realidad, para que el día de la boda sea perfecto.
Considera contratar una planeadora, o una diseñadora, o ambas.
Para decirlo sencillamente: ambas profesionales, tanto planeadoras como diseñadoras, sobresalen en diferentes ámbitos, pero ambas tienen un propósito importante. Tu planeadora crea un evento que fluye sin esfuerzo, y tu diseñadora crea un entorno inolvidable.
Tanto la planeadora como la diseñadora tienen la habilidad única de colaborar entre ellas, para asegurarse que el proceso de planeación y ejecución sea perfecto. Tu planeadora puede compartir detalles del local con tu diseñadora, y de la misma manera, tu diseñadora puede ayudar a tu planeadora a diseñar y ejecutar el día de la boda organizadamente.
La planeadora que también diseña te ofrece ambas profesionales en una, siempre apoyándose de su equipo y sus asistentes. El beneficio es que trabajas junto a una persona, que en verdad conoce tus gustos, lo que no te encanta, tus sueños y deseos más grandes para el día de tu boda. Cuando se trata de detalles, flores, líneas de tiempo, estilismos divinos y elegantes, me parece que es la mejor opción.