Ocupemos la mente de la anfitriona por treinta segundos.
(Nah, no gracias, no quiero, solo llévame a la receta.)
En las horas directamente antes, la anfitriona está pensando en el mantel, si estará manchado o no.
Está pensando en cuantas copas de vino tinto tiene–y si sus amigas no toman tinto, ¿tendrá de vino blanco? o tal vez solo tendrá dos o tres…
Está pensando en que boquita va bien con el vino tinto, y si tiene todos los materiales para hacerla.
Está pensando en el plato donde servir las boquitas, que se lo prestó a su mejor amiga hace como tres semanas.
Está pensando en que parte de su casa recibirá a las visitas y si está limpio o si acaba de pasar Lulú después que llovió con sus patotas y ahora el mueble blanco está con marcas de patas de Lulú y las visitas están por llegar y, ¿qué es eso en la distancia?
Será…no puede ser.
¿Lo es?
¿Una nube grisácea que promete lluvia y tormenta y desastre?
Respira profundo.
A veces, es difícil ser anfitriona. Existen miles de millones de recetas y nunca estas segura cual es la mejor. Por eso, hoy les traigo la receta de las Tostadas de Hongos y Ricotta, ¡al rescate!
Es una receta deliciosa, comprobada, que le fascina a cualquier visita. Hoy una preocupación menos, para la anfitriona que lo puede hacer todo.
1 bandeja de champiñones grandes en rodajas
5 dientes de ajo, picados
3 cucharadas de aceite de oliva (extra-virgen)
1 cucharada de jugo de limón
2 cucharadas de vino blanco seco
Pimienta negra molida y sal al gusto
¼ – ½ cucharadita de hojuelas de chile secas (al gusto, depende de tu aguante para chile)
1 cucharada de perejil italiano, fresco y picado
Precalentar el horno a 350° F. Colocar hongos enteros dentro del horno por veinte minutos para que boten su agua. Cortar en rodajas. En una sartén, calentar el aceite de olivo, agregar los hongos (ya sin su agua), el ajo, el vino y el limón, el chile en escamas, sal y pimienta y dorar por 3 minutos. Retirar del fuego y agregar el perejil fresco.
Cortar el pan baguette en rodajas diagonales. Untar con un poco de aceite de olivo para que doren y ponerlo a dorar en una parrilla–preferiblemente sobre el asador (¡con cuidado que no se quemen!). Dorar de ambos lados. Untar con queso ricotta de buena calidad. Servir con los hongos calientes encima.
Y disfruta. Y se la anfitriona más feliz de todas.