Esta semana les quiero contar del baby shower de mi amiga Ali. Les quiero contar de una decoración sencilla, de hortensias azules—todo era elegancia azulada, un menú divino, una familia lista para darle la bienvenida al primer hijo de Ali. Sigue leyendo…
Amo mi trabajo porque me permite trazar las vidas espectaculares de mis clientes. Más aún cuando son personas queridas, amigas con que comparto momentos sublimes, como su matrimonio, una fiesta inolvidable, la llegada de una personita. Me es permitido, por un breve momento, pintar un mundo detallado, lleno de flores, donde la comida siempre es deliciosa y las horas se escapan en jardines infinitos.
Alexandra—mi Ali—tiene tres niñas lindas y está esperando a su primer varón. Para celebrar la ocasión, las tías y la abuela del niño quisieron organizar un evento bello, muy especial y lleno de detalles. Así es Ali: enfocada en detallitos, cariñosa, especial para todos que la conocen. ¿Qué mejor ocasión para celebrar, que la llegada de su primer niño?
La bienvenida del bebe se celebró en una terraza con vista a nuestra querida Tegus, un desayuno encantador. Las mesas lucían sus mejores tonos de azul—era un niño al que recibíamos—y sobre cada una se encontraba una canastita llena de panes recién horneados (¡esa misma mañana!).
Las invitadas podían deleitarse en un cappuccino y un panecito antes de pasar al menú principal: huevos rancheros, tortillas con quesillo, omelettes al gusto, una tarta de tomate, ensaladas de kale, la estación de yogurt natural, que podía combinarse con frutas, granola, muesli hecho por la Tía Tyara, y…¿ya mencioné los panecitos?
Y el pastel era de crepas, y las invitadas podían llevarse un botecito de granola o jalea hecha en casa. El mismo aire tenía un sabor dulce, de mañanita con la familia, mi amiga rodeada de amor, sonriendo en cada fotografía, un dulce momento que contaba de la alegría por venir.
No hacía falta pintar nada entonces. En aquella terraza llena de flores y panecitos, disfrutando de la buena compañía y de la alegría de mi amiga, pude trazar los comienzos de una vida nueva, de un niño que ansiaba por llegar a dejarse consentir, y existir en este pedacito de mundo feliz.
Fotografía: Daniel Mendoza