Imagina que el día de tu boda sea tan grande que rompa la línea del tiempo, si, esa línea que define que la hora tiene 60 minutos. Que las horas se vuelvan días y la celebración, una semana, como hace 20 siglos en Canaán. Que la fiesta aguarde tanto, para que el último invitado llegue a tiempo, y que todos compartan entre si, que todos se lleven buenos recuerdos y que la felicidad de cada uno, sea en definitiva, la celebración mas grande.
Alejandra me llamó en agosto del 2014 para iniciar los planes de esta boda. Me dijo todo lo que quería hacer, y nunca me imaginé que lograríamos todo. Pensé que solo era un sueño. Y realmente, al final fue una boda soñada.
Éramos un equipo, trabajando para realizar este reto. Ale me contó que vendrían cien extranjeros. En mi experiencia, nunca llegan todos los invitados extranjeros, pero para esta ocasión, llegaron los cien. La cantidad de detalle y el numero de eventos resumían el reto.
El día de llegada recibimos a todos los invitados con un regalito de bienvenida; la logística del regalo era un evento entero que planificar. El regalo consistía de una bolsa bordada con el nombre de cada invitado, una candela de olor, hecha por el hermano de Alejandra, un bote de agua personalizado, casabe, dulces típicos, frituras criollas hechas en casa y un programa de la semana que nos esperaba.
Ese mismo día hubo un coctel de bienvenida en el Museo de Identidad Nacional, con un servicio de banquetes espectacular de Alondra.
El museo estaba decorado con helechos y cartuchos, todos sembrados en la finca de la familia de Alejandra.
Una banda en vivo, y la comida cien porciento hondureña recibieron a los invitados, en un local de importancia histórica, introduciéndole a los extranjeros la verdadera imagen de Honduras.
Mientras todos celebraban, yo estaba en Coyolito, preparando la boda civil, que se daría a cabo el siguiente día. Había que colocar, sobre la piscina, más de cien lámparas de papel. Junto al electricista y los instaladores, nos desvelamos hasta las cuatro de la mañana persiguiendo lámparas de un lado de la piscina al otro.
La boda civil fue al atardecer, de punta en blanco, en la casa de la familia de Alejandra. Los invitados habían viajado con una lonchera, que traía un mini-emparedado, una pastilla para el mareo y una botellita de agua.
Después del brindis, comenzó la parranda. Desde una panga en medio del mar destellaron los fuegos artificiales. Parecían nacer entre las olas.
La fiesta fue tan alegre que los invitados terminaron en la piscina.
El tercer día los invitados disfrutaron una tarde relajándose a la orilla del mar. Una barbacoa espectacular, a cargo de Las Tejitas, todos pasaron felices junto a la piscina, tomando sol, mientras yo me apresuraba de vuelta a la capital, a preparar la cena en La Cumbre. Fue una cena inigualable, con una banda a cargo del maestro de jazz Julio Zelaya.
Ale y Romain se casaron en la Catedral Metropolitana de San Miguel Arcangel.
Un Mercedes blanco clásico llevó a la novia feliz justo en frente del Parque Central, donde todos los invitados esperaban ansiosamente.
Ale me pidió que leyera durante la misa. Fue la primera vez que una novia me había pedido algo tan especial, y nunca lo olvidaré.
Después de una ceremonia linda, la celebración comenzó en El Trapiche.
No habían toldos: ésta fue una velada de estrellas.
Rosenberg Rivas, un carnaval salvadoreño de primeria línea, entretuvo a los invitados.
Orquídeas blancas naturales, decoradas por Leonte Rueda, dominaban el ambiente.
Y fue tanto la alegría de los invitados, después de una semana de eventos y tiempo en familia, que la última foto de esa noche ya asomaba el sol. Los invitados seguían bailando mientras desmontaban el evento esa mañana.
Y para concluir una semana de parranda, despedimos a los invitados con una barbacoa hondureña, cervezas y Bloody Maries para todos, en la casa del hermano de Alejandra.
A cada invitado le regalamos una foto de la boda, para recordarse lo inolvidable, y para agradecerles por formar parte de una semana tan especial.
¡Felicidades Ale y Romain!
Fotografías por Daniel Mendoza
Fotografías por Saúl Larios para Cromos Bodas
Flores por Leonte Rueda